Por Isaías Zuna Prieto.
Hace un par de semanas, dirigentes estudiantiles de la Universidad de San Francisco Xavier de Chuquisaca realizaron por algunos medios de comunicación una fuerte crítica a los docentes que llegan tarde a clases, con 20 ó 30 minutos de atraso, que firman sin pasar clases, otros que no asisten pero sus alumnos aparecen con notas, se criticó duro a los docentes biónicos que llegan tarde a clases y no quieren el control de asistencia biométrico que sólo se aplica a los administrativos. Se dijo que la San Francisco no aparece entre las trescientas mejores universidades, que está después de San Andrés y de San Simón y que lo único bueno que tiene es su infraestructura y algo de equipamiento, que son envidiados por otras universidades. Pocos hablaron más o menos bien de los docentes, señalando que no es sólo cuestión de pasar clases, sino también de preparar la clase, de revisar exámenes, que hay docentes buenos y algunos pocos que hacen quedar mal, que la carga horaria de los docentes de San Francisco es de 30 horas mes promedio frente a las 20 horas mes de otras universidades y se dijo que se superar con la implementación del escalafón docente.
Crítica que fue apoyada por muchos ciudadanos, entre los que me sumo en algunos aspectos, ya que no se puede proteger a los docentes que llegan tarde, faltan, enseñan mal, pero también se debe reconocer que hay muchos docentes buenos, que su trabajo no empieza ni termina en la clase, tienen que preparar el tema, revisar trabajos, exámenes, etc., que la universidad requiere docentes con práctica profesional y no sólo teóricos, por tanto está bien que trabajen en otras instituciones, pero que lleguen puntual a dar clases. Asimismo, es preciso estar conscientes que es nuestra Universidad, y por ello no podemos quedarnos en la crítica sino hay que sugerir propuestas con una visión estratégica de la misión o mandato que debe cumplir la Universidad, de modo que ésta se fortalezca y se convierta en una de las entidades puntales del desarrollo local, departamental y nacional. Pero, previamente, es preciso señalar que la Universidad no puede continuar siendo una simple trasmisora de conocimientos teóricos y técnicos, confundiendo la práctica con ejercicios de matemáticas o de física, corriendo tras la acreditación de la “excelencia” académica como en la época neoliberal, la acreditación constituye un instrumento de dominación y homogeneización cultural que lo rechazamos, sus resultados son aprendizajes descontextualizados, profesionales teóricos inutilizados mentalmente para realizar un esfuerzo, un trabajo manual o para emprender y generar su empleo. La calidad de la educación superior se tendría que medir principalmente por la capacidad de sus egresados para dar respuestas creativas a las necesidades y demandas sociales y para aprovechar oportunidades y crear situaciones futuras favorables a nuestro desarrollo, que no es ni debe ser puramente material.
Es decir, no se puede seguir sublimando la realidad en la irrealidad de las teorías de la “academia”, en la primacía de la enseñanza sobre el aprender a aprender (que es aprender a pensar), en un academismo donde no hay lugar a cuestionamientos, a contrastaciones con la realidad y se excluye la reflexión. Tampoco se trata sólo de teorizar por teorizar, sino es preciso teorizar con una perspectiva de cambio social, porque el desarrollo es eso, cambio social, lo que implica emprender una verdadera reforma del pensamiento, de modo que permita entender la complejidad de la realidad caracterizada por el caos, la alteridad y lo impredecible. No se puede seguir enseñando investigación, dándole fuerte al conductismo pero imponiendo un modelo único de investigación, donde la forma es más importante que el contenido, fragmentado en subtítulos para cada párrafo y cargado de cuadros, gráficos y descripción al mismo tiempo, cuando en realidad el estudiante debería construir una narración, una explicación del objeto de estudio, sustentada en sus observaciones empíricas y en su marco de referencia teórica, igualmente es absurdo que se siga exigiendo el tratamiento manual de datos empíricos cuando el estudiante debería manejar los paquetes estadísticos para procesarlos.
Nuestra Universidad debe recuperar su tradición histórica de ser irradiadora de ideas y de pensamiento político, en este caso dirigido a orientar a la sociedad civil y a la clase política con relación a la construcción y diseño de políticas de Estado, pero también de las políticas públicas de desarrollo local y departamental. De igual modo, la Universidad no puede quedarse sólo en la formación profesional, sino también debe pasar a formar líderes en todos los campos del saber y del quehacer humano, porque son los líderes quienes promueven y generan el desarrollo, el cambio, la transformación social, por la visión renovada que tienen de la realidad, pero si los líderes tienen una formación distorsionada por la media verdad de la ideología y responden a intereses sectarios, populistas y anárquicos, como en el caso del Presidente Evo Morales, entonces las posibilidades de transformación social están perdidas. Los bolivianos requerimos nuevos líderes en todos los campos, necesitamos líderes empresarios con una visión solidaria, no avaros ni vendepatrias; líderes en el campo de la educación, que no mientan ni que queden en la propuesta; líderes que hagan de la salud un derecho cumplido y no una mercancía; líderes en el campo del derecho con alta formación ética y no extorsionadores; necesitamos líderes que desarrollen tecnología, no técnicos reparadores, lo cual es posible en esta era del conocimiento como lo demostraron muchos países emergentes; necesitamos líderes en el campo de la investigación, en la agropecuaria, la gastronomía, en la transformación de alimentos, en el turismo, la minería, líderes sociales, sindicales, etc.
Si la Universidad de San Francisco Xavier de Chuquisaca y sus estamentos así lo quieren, podría convertirse en la gran “conductora” que oriente el desarrollo local, departamental e incluso nacional, ahora que los chuquisaqueños, en especial los sucrenses, ya no confiamos en los políticos de turno encaramados en el gobierno departamental y municipal, que traicionan permanentemente el desarrollo de esta tierra, pues prefieren hacer genuflexiones a sus jefes del gobierno nacional a cambio de pequeñas dádivas. Nuestra Universidad tiene los recursos económicos y humanos necesarios para ello, no puede quedarse satisfecha con tener una buena infraestructura y algo de equipamiento, por ello es preciso que los ciudadanos impulsemos a nuestra Universidad en este propósito, sugiriendo ideas y propuestas y ejerciendo un control social sano, obviamente respetando plenamente la autonomía universitaria que fue creada precisamente para evitar el manoseo político. Todo ello, tenemos que empezar reconociendo la capacidad de nuestros profesionales que trabajan en nuestra Universidad, no son como cada uno quisiera, pero es justo reconocer que la mayor parte de los docentes son buenos, son pocos los que hacen quedar mal a nuestra Universidad y es preciso sustituirlos a esos pocos, porque a la edad que tienen no creo que cambien de hábitos, siempre llegaran atrasados, priorizaran otros trabajos o el billete que ganan en sus consultorios. Igualmente es preciso reconocer que la buena docencia viene del ejercicio profesional, no sería bueno contar sólo con docentes teóricos, dedicados únicamente a enseñar. Pero también hay que reconocer la capacidad de sus autoridades, al ex Rector Lic. Jaime Barrón, que además de ser buen profesional y docente, mostró ser leal a la región y de principios éticos sólidos, del mismo modo, el actual Rector, Ing. Walter Arízaga, que mostró decisión, voluntad y carácter para volver a la rectoría, además de lealtad con los intereses de Chuquisaca, mostrando las cualidades del liderazgo.
Para el logro de lo anteriormente expuesto, es importante que la Universidad cree una instancia de participación de la sociedad civil, con críticas constructivas y sugerencia creativas, donde incluso los medios de comunicación tengan su rol en la generación de una opinión pública positiva, lo que implica extender la comunidad universitaria a la sociedad civil, transformando nuestra ciudad en una comunidad educadora. También se tendría que realizar un rediseño curricular en todas sus carreras, de modo que se integre en las diferentes asignaturas contenidos relativo a nuestro contexto en cuanto a sus intereses, necesidades, demandas, oportunidades y expectativas de desarrollo, así como una metodología de validación del conocimiento y la tecnología proveniente de otros contextos, además de integrar las cualidades y los valores de un liderazgo emprendedor y creativo. En este sentido, saludamos el encuentro nacional que hubo en la Carrera de Pedagogía sobre currículo, por ahí se empieza. También se tendría que fortalecer la Unidad de investigación y de proyectos, el Centro de Estudios de Postgrado e Investigación (CEPI) y la Unidad de extensión social (no sé si seguirá vigente), todo ello para promover la investigación y la producción intelectual de los docentes, contratando una planta de investigadores y promoviendo la investigación y la producción intelectual de otros profesionales que no trabajan en la universidad. Otra tarea es ampliar la Imprenta Universitaria para publicar las investigaciones y la producción intelectual relevantes, sobre todo si se quiere ejercer cierto liderazgo en la “conducción” del desarrollo local y departamental y proyectar ese liderazgo al ámbito nacional, esto en la comprensión de que el desarrollo está vinculado al ejercicio del liderazgo, lo cual en estos tiempos está mediatizado por la comunicación social, y es a través de estos que se debe irradiar los nuevos conocimientos y el pensamiento político generado, siendo el libro el medio más efectivo de influir en la masa pensante de intelectuales, políticos, analistas, dirigentes y demás tomadores de decisión.
En todo esto es preciso comprender que el liderazgo no es para dominar sino para liberar, y la Universidad jamás debe olvidar su contenido popular que sustenta su autonomía. No olviden cantar: Para el pueblo lo que es del pueblo, porque el pueblo se lo gano, para el pueblo lo es que del pueblo, para el pueblo liberación.
Sucre, 20 de junio del 2013.
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